NILAT Y TAMIPI
reescrito por
NAGLAE FOKKAIS
En tiempos muy lejanos, en una aldea cercana a un bosque vivían dos hermanos con su abuelo. Los niños eran huérfanos, ya que sus padres habían sido devorados por una manada de lobos una semana atrás. Estaban tristes y apenas tenían apetito ni ganas de realizar ninguna actividad. Dejaron de relacionarse con los demás niños de la aldea. Se consolaban tan solo el uno con el otro.
El mayor quedó tan afectado que le atrapó el egoísmo: no le importaba nada que no fuera él mismo. El hermano menor poseía, sin embargo, un carácter bondadoso y humilde. Entre ambos, estalló una absurda rivalidad.
El abuelo se dio cuenta del conflicto y le dijo al hermano mayor:
—Querido Tamipi, ¿por qué estás así? Nuestras vidas consisten básicamente en sufrir por esto o por aquello. No te deberías culpar por la muerte de tus padres.
Tamipi ignoró las palabras de su abuelo y continuó actuando igual.
La mañana siguiente les recibió la prueba para ser el guerrero encargado de la seguridad de la aldea. Ambos hermanos debían viajar a la montaña y regresar con la pluma de un águila. Tamipi volvió al día siguiente con la pluma, pero Nilat, el hermano humilde, regresó una semana después con el águila herida, que había curado y cuidado.
Tamipi creyó que él debía ser el vencedor de la prueba, pero la asamblea de sabios decidió que no iba a ser así, sino que su hermano Nilat sería el guerrero de la aldea a partir de ese instante. El abuelo quiso pacificar y les dijo:
—Queridos nietos, Tamipi y Nilat, no siempre vence el más fuerte ni el más grande, si no el más inteligente y bondadoso. Por eso os pido que olvidéis vuestros rencores para que crezcáis sanos y buenas personas.
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